Tenemos la tendencia a proyectar (adivinar) cómo terminará cualquier cosa que hacemos y nuestra posición suele estar alineada con esa visión.

Cuando creemos que saldrá bien seremos optimistas; si mal, pesimistas y si no estamos seguros, actuaremos conservadores.

Si a esto le sumamos los rasgos de nuestra personalidad, encontramos que nuestra actitud se podría mostrar racional, visceral o emocional. 

Racional

Son personas lógicas que enfrentan los retos de manera intelectual, procuran sustentar sus decisiones en datos y se expresan con frases como:

Optimista: “Confío en que el plan nos llevará a la meta“

Conservador: “Analicemos todas las opciones para determinar la probabilidad de éxito.“

Pesimista: “No hay evidencia de que alguien lo haya logrado; nosotros tampoco podremos.“

Visceral

Son personas enérgicas, enfocadas en el objetivo, seguras de que su manera de pensar es la correcta, y lo dejan claro en frases como:

Optimista: “Lo haré, cueste lo que cueste“

Conservador: “No creo que tengan lo que se necesita para lograrlo“

Pesimista: “No se puede y punto.“

Emocional

Lo que sienten ante cada situación define la actitud que tendrán y usarán expresiones como:

Optimista: “Siento que nos irá bien.“

Conservador: “Algo me dice que va a estar difícil“

Pesimista: “Soy un inutil, jamás lo lograré“

Recuerda que más importante que si eres visceral, emocional o racional, es tener presente que tu actitud es el resultado de lo que crees (imaginas) que va a pasar.  

Esto significa que si cambias la creencia, cambias la actitud y así cambias tu futuro.

Qué sea una provechosa semana,

Coach Frank