El miedo a la indiferencia es el temor que te provoca volverte invisible a los ojos de los demás; desaparecer entre la masa de gente al punto que tus
cualidades únicas, las que te hacen especial y te diferencian del resto, no lleguen a ser percibidas, comprendidas y mucho menos valoradas.
Quienes tienen este temor suelen ser personas soñadoras, románticas y en extremo sensibles; condición que les lleva a conectar de manera profunda con el entorno,
para luego expresarlo, especialmente, a través de manifestaciones artísticas.
Siendo iguales, no seremos diferentes.
Desde un punto de vista positivo, este temor se manifiesta como una motivación creativa, que impulsa a quienes lo tienen a pensar desde “fuera de la caja“,
permitiéndose un espacio para cuestionar, sin limitaciones, todo lo que está establecido y de esta manera construir desde posiciones poco convencionales.
Lo anterior les permite ser capaces de desarrollar propuestas únicas, diferentes, originales e inesperadas, que pueden llegar a convertirse en verdaderos hitos
transformadores.
Nadie me entiende.
En su lado negativo, las personas que sufren de este temor tienden a sentirse incomprendidas y con frecuencia les parece que no logran encajar. Se vuelven
críticos, envidiosos y conflictivos.
Les frustra profundamente que sus propuestas no sean aceptadas y suelen tomarlo como algo personal, lo que les lleva a caer en estados de tristeza o inclusive de
depresión.
Reconéctate.
La búsqueda de la diferenciación como estrategia para combatir la indiferencia, puede llevarte a perder la conexión con tu
esencia.
Empiezas a dedicar demasiado tiempo a explicar a los demás tus puntos de vista, tus gustos, tus pensamientos o tus ideas.
Sientes la necesidad de justificar tu forma de ver la vida y esto sólo provoca que el desequilibrio sea mayor.
Si te parece que podrías estar sufriendo de este temor, te invito a que pruebes a hacer lo siguiente:
- Busca un espacio privado y sin interrupciones para pensar en ti.
- Revisa cuáles son esas habilidades naturales como escribir, dibujar, pintar, cantar, tocar algún instrumento musical, etc., que dejaste a un lado por tener que seguir las indicaciones del
grupo.
- Abre un tiempo, no negociable, en tu agenda semanal para dedicarlo, exclusivamente, a retomar esa práctica que tienes en abandono.
- Comprométete contigo mism@ a respetar ese espacio, tómalo como un regalo para ti y disfrútalo.
Cuánto más tiempo te dediques a perfeccionar lo que estás creando, mayor será el equilibrio que alcances en tu vida.
Deseo que estés muy bien.
Coach Frank