Quienes tienen este temor evitan a toda costa entrar en conflicto con otras personas, pues les preocupan todas las posibles consecuencias que pueden resultar de una
discusión; las cuales imaginan que pueden ir desde una enemistad, hasta la violencia verbal o física.
Por esto mismo prefieren ceder ante las demandas, solicitudes o requerimientos de las otras personas, antes que entrar en una discusión, así esto les signifique
tener que hacer algo que no desean.
Grandes conciliadores
Poseen una habilidad natural para establecer conversaciones balanceadas, en las que se toman en cuenta las necesidades de todos los participantes, lo que les convierte en excelentes negociadores, capaces de llegar a acuerdos satisfactorios para todas las partes.
Son personas amables y llevaderas; que muestran una genuina preocupación por el bienestar de los demás, por lo que son muy apreciados por aquellos con quienes suelen compartir.
Mejor un mal arreglo
En su aspecto negativo, su inclinación a evitar la confrontación les lleva a
postergar, a veces de manera indefinida, la toma de aquellas decisiones en las que prevén que
podría existir algún tipo de conflicto o malestar.
Por la misma razón, buscan la manera de delegar las conversaciones incómodas de manera que si ocurre algún problema, siempre se pueden escudar en la personalidad
del emisario.
La solución está en la meta
Si te sientes identificado con este temor, te invito a romper con tu estado actual y enfocar todas tus energías en la meta.
Visualiza el beneficio del resultado y la sensación de
logro que obtendrás una vez que actúes sobre las decisiones que vienes postergando.
Toma conciencia de que la mayoría de los temores que te detienen,
sólo existen en tu imaginación.
Di lo que tengas que decir, haz lo que tengas que hacer y avanza imparable en la dirección de tus sueños.
Feliz semana,
Coach Frank