Para estas personas, su mayor preocupación es perder la autoridad para hacer que los demás ejecuten lo que ellos desean. Dejar de ser el punto de referencia;
la voz con la última palabra; la persona que indica el norte y a la que todos admiran por su gran capacidad.
Son personas decididas, fuertes y enfocadas en el resultado; que necesitan sentir que tienen el poder de dictar las instrucciones que serán, inmediatamente,
obedecidas.
Lo importante es la meta
Desde un punto de vista positivo, la firmeza con que manifiestan sus opiniones y la seguridad con que toman las decisiones, les convierte en líderes confiables, que transmiten mucha tranquilidad a su equipo.
Su gestión desde el poder les permite organizar de manera muy efectiva los
recursos disponibles, encontrando la forma de sacarles el máximo provecho para alcanzar los objetivos.
El que sabe soy yo
En su lado negativo, su temor les lleva a concentrar el
poder en sí mismos y por ello exigen estar informados de todo. Se consideran superiores por su conocimiento y experiencia y piensan que
son los únicos con capacidad para tomar las decisiones correctas.
Se vuelven prepotentes y con frecuencia desvalorizan las opiniones de los demás, lo que provoca que a la larga su equipo deje de pensar, pues saben que al final todo se hará de la manera que diga el
jefe.
Despeja el espejismo
Si estas líneas te describen debes tomar conciencia de la fantasía en la que vives y despejar el
espejismo que has creado en tu mente.
No tienes poder sobre los demás. Ellos sólo te han entregado la responsabilidad de decidir sobre algunas de sus acciones.
Aprende a escuchar y descubrirás que hay personas que tienen ideas geniales que no se te ocurrieron a ti.
Enfócate en la gente, promueve su desarrollo, comparte tu conocimiento y experiencia, conviértete en maestro y alégrate cuando tus estudiantes te superen.
Recuerda que el primer paso para llegar a ser un gran líder, será el de encontrar la manera de servir con
humildad.
Qué tengas una feliz semana.
Coach Frank