Si has seguido los artículos de las últimas semanas, ya sabes que existen 4 competencias estratégicas que todos debemos
dominar:
- La Fuerza: nuestra capacidad para alcanzar objetivos.
- La Firmeza: nuestra capacidad para mantener nuestras posiciones.
- La Flexibilidad: nuestra capacidad para amoldarnos a los cambios.
- La Empatía: nuestra capacidad para conectar con otras personas.
Si bien tenemos el potencial de utilizar todas estas cualidades, lo cierto es que naturalmente concentramos nuestra energía en un par de
ellas. Esta mezcla de habilidades permite describir de manera precisa nuestras fortalezas, a la vez que deja al descubierto nuestras áreas de oportunidad.
Para explicar estas combinaciones es necesario que consideremos una cualidad adicional de las 4 competencias: el
“antagonismo del propósito“.
Antagonismo del propósito
En cada momento puntual, las personas sólo podemos enfocar nuestra energía en la dirección del propósito que queremos
alcanzar.
De esta manera, cuando enfocamos nuestra energía en mantenernos firmes, automáticamente
le restamos energía a nuestra flexibilidad. Cuando concentramos nuestra fuerza en alcanzar un objetivo, automáticamente baja nuestra
capacidad para ser empáticos.
En otras palabras, no podemos ser firmes y flexibles en la misma proporción, ni fuertes y empáticos con la misma
energía, pues sus propósitos son antagónicos.
Si ordenamos las competencias en función del antagonismo del propósito, construimos dos ejes, que cuando se intersecan crean los 4
cuadrantes, que representan las 4 combinaciones posibles de cualidades.