Una maestra muy sabia me explicó que las personas vamos por la vida cargando dos alforjas.
En una metemos todo lo bueno que damos y recogemos, como el amor, la solidaridad, la tolerancia, el optimismo, la alegría, etc.
En la otra llevamos las cosas pesadas, como el odio, la ira, el resentimiento, la arrogancia, la envidia, etc.
Cada quien tiene la libertad para llenar sus alforjas con lo que quiera; pero debe tener presente que aquello será lo que esté en capacidad de dar a los demás.
La alforja más pesada te inclinará en su dirección.
Es inútil que le pidas a una persona que te de amor, cuando su alforja está llena de odio. Es muy difícil que alguien pueda mostrar solidaridad,
si lleva una fuerte carga de egoísmo.
Las alforjas se llevan en los hombros; con el tiempo te llegas a acostumbrar a su peso y hasta puede que llegues a pensar que lo que cargas es una parte de ti.
Pero a fin de cuentas una alforja es tan solo una bolsa, que así como le metes cosas, también se las puedes sacar.
Un abrazo,
Coach Frank