La vida son ciclos. El día y la noche; las mareas; las ondas de radio; las estaciones; las migraciones; los meses y los años.
Los Mayas, por ejemplo, tenían la idea de que el tiempo era circular y se afanaban en documentar su historia, con el propósito de apoyar a las personas del futuro para el momento en que el
ciclo se volviera a repetir.
En lo personal, pienso que el ciclo del tiempo avanza en forma de espiral. Como una escalera de caracol que en cada vuelta nos obliga a pasar por la misma ventana; sólo que cada vez la observamos desde una altura superior.
Si ponemos nuestro empeño en crecer en conocimiento y experiencia, en el momento que la espiral nos ponga ante situaciones similares, estaremos más preparados para
enfrentarlas.
Sin embargo, completar un ciclo no nos hace automáticamente más brillantes. Son muchísimos los que acumulan años de estancamiento o peor aún, de retroceso.
Años perdidos…
En Enero nos encanta plantearnos todo tipo de metas, sobra decir que es importante iniciar con un propósito.
Pero no debe ser lo único en que pongamos nuestro enfoque.
Aún más importante que tus grandes objetivos, son las pequeñas aventuras del día a día; esos éxitos y fracasos cotidianos llenos de la enseñanzas que nos previenen de repetir los mismos
errores.
Son el impulso que nos lleva hacia adelante en la espiral y permite que seamos un poquito más sabios cada día.
Deseo que tu año esté lleno de aprendizaje y crecimiento personal.
Un abrazo,
Coach Frank