Hola
Nuestra existencia es un constante ir y venir de emociones, pensamientos y acciones. Cada momento de nuestra vida es como una estación de un eterno
viaje entre dos extremos; de la alegría a la tristeza, del análisis a la superficialidad, del movimiento a la parálisis.
Víctimas del devenir, nos dejamos envolver por la realidad del momento para terminar sumergidos en el sueño de lo cotidiano; abrazando los pensamientos ajenos, absorbiendo las emociones de otros y actuando con una reacción automática a las circunstancias del entorno.
Se nos dificulta encontrar la quietud, el equilibrio y el balance. Sabemos que no estamos
bien, pero no tenemos claro cómo enfrentar las corrientes de la vida, por lo que con frecuencia terminamos arrastrados a un destino al que no queríamos llegar.
Pero así como para entender la fuerza y el potencial de una tormenta debemos estudiar su fuente; para encauzar nuestra energía es necesario comprender el origen y la esencia de nuestra naturaleza.
Cuando leíste las descripciones de los eneatipos, en los 9 artículos anteriores, es posible que te hayas sentido especialmente identificado con algunos en particular, pues si bien poseemos todas
las cualidades del eneagrama, lo normal es que concentremos nuestra energía en unas pocas de ellas, las cuales, en su combinación, definen buena parte de nuestra manera de actuar e interpretar el mundo.
Si bien es necesario un estudio más profundo para poder identificar tu mezcla de eneatipos, quisiera proponerte que, para efectos de esta lectura, tomes tu apreciación como un punto de partida.
Vivimos en un mundo de dualidades y el eneagrama no es la excepción; es por ello que cada
una de las 9 personalidades tiene la posibilidad de manifestarse tanto desde un ángulo activo, expansivo y generador; como desde otro pasivo, contraído o destructor. Sin darnos cuenta, pasamos en un movimiento constante entre ambos extremos de nuestra naturaleza.
Es así que, cuando las circunstancias provocan que la mayoría de nuestras cualidades se manifiesten desde su lado negativo, nos sentimos cansados, frustrados, molestos o tristes. Mientras que cuando la concentración está en el
extremo activo, nos sentimos llenos de energía, optimistas, entusiasmados y proactivos.
Quizás no puedas cambiar las tormentas del entorno, pero sin duda podrás aprender a navegar en medio de ellas, apoyado en el poder de tus cualidades y en tu capacidad para impulsar tus emociones, tus pensamientos y tus acciones, en la dirección de tus deseos.
Te deseo una excelente semana,
Coach Frank