Ley de la Negociación: Todo proceso de negociación debe buscar la armonía y el equilibrio de los intereses de las partes interesadas.
Hola
Irene es de esas personas que en cuanto las conoces te caen bien. Te saluda con amabilidad, se preocupa por tu bienestar y siempre está dispuesta a ayudar, sin quejarse, con lo que sea que le pidan.
Es una optimista de corazón y posee esa increíble capacidad de encontrar el lado positivo de todo lo que le ocurre. Piensa que todo tiene solución y no se cansa de repetir que todo va a estar bien, aún cuando nadie tenga idea de cómo resolver la situación.
Deja que su gente trabaje con libertad, busca que se empoderen y sean autosuficientes, los promueve para que tomen sus decisiones y resuelvan por su cuenta cualquier situación y lo único que les pide es que hagan lo
posible, para no molestar a nadie.
Su naturaleza conciliadora le lleva a preocuparse por evitar que alguna de sus acciones pueda terminar en conflicto, provocando que con frecuencia se tome
mucho tiempo para decidir sobre situaciones complicadas.
Cuando iniciamos el proceso de coaching Irene estaba muy estresada. Su deseo de quedar bien con todos se había transformado en
lentitud en la toma de decisiones, atrasos en las entregas y temas que no se resolvían por el temor a la confrontación. Su jefe estaba molesto y su equipo se sentía frustrado, pues les parecía que estaban trabajando con una jefa invisible, que ni les apoyaba, ni les daba dirección.
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Las personas que poseen un fuerte eneatipo 9 dentro de su personalidad, toman sus decisiones apoyados en la Ley de la Negociación. Suelen ser amables, armoniosas, tranquilas y llevaderas; se ajustan
naturalmente a las necesidades y deseos de los demás y muy rara vez entran en conflicto.
Sin embargo, se pueden volver pasivas, procrastinadoras, perezosas y lentas para la toma de
decisiones. Tienden a delegar todo lo posible en los demás, tratan de no complicarse y dejan que los otros se encarguen de enfrentar los conflictos y las dificultades; esto provoca que, en ocasiones, se les perciba como líderes ausentes, débiles y poco comprometidos con el equipo.
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Durante el proceso de coaching Irene trabajó en el desarrollo de sus competencias de fuerza y firmeza, para así ser capaz, tanto de defender sus puntos de vista, como de enfrentar con seguridad los
conflictos que, en ocasiones, acompañan a la toma de decisiones.
Luego, con su energía renovada, enfocó sus esfuerzos en completar una serie de objetivos de corto plazo, los cuales, aparte
de estar claramente definidos, contaban con fechas de cumplimiento y metas cuantificables. Este esfuerzo le permitió reconectar con su equipo, alinearse con las expectativas de su jefe y llenarse de una saludable dosis de logro.
Sigo en contacto con Irene a través de las redes sociales y de vez en cuando nos tomamos el tiempo para intercambiar mensajes. Ella, fiel a su personalidad, siempre me comenta que está bien y cada día mejor.
Te deseo una excelente semana,
Coach Frank