Hola
Todo lo que conoces de ti, lo que sabes, lo que sientes, tu memoria, tus deseos, tus sueños y expectativas están contenidos dentro de la fragilidad de ese
recipiente que llamas cuerpo. Es el compañero de todas tus aventuras; el vocero de tu alegría, el testigo de tus errores, el emisor del enojo y el escondite secreto de la tristeza.
Sientes el amor vibrar en tu corazón, la ansiedad en tu estómago y la sensualidad en tu piel. Saludas con tu sonrisa, sugieres con tus ojos, construyes con tus manos y manifiestas tu voluntad con la voz. Si te das cuenta, no vives en tu cuerpo, en realidad, tu cuerpo te
lleva a vivir.
Tus pensamientos y tus emociones necesitan del cuerpo para manifestarse. Los tres forman un solo sistema que, cuando está equilibrado, te abre la oportunidad de apreciar todas y cada una de las experiencias de una manera integral y constructiva. Bien utilizado, puede ser el vehículo perfecto para impulsar tu evolución.
Sin embargo, con frecuencia olvidamos su existencia y
terminamos comportándonos como pasajeros irresponsables de un vehículo ajeno. Sabemos que requiere combustible, pero casi siempre por pereza o porque precisa, escogemos alimentarlo con lo primero que encontramos, a la carrera, sin cuidado y a la hora que se pueda.
Lo parchamos con medicamentos cuando algo está doliendo, pero esquivamos por “falta de tiempo“ llevarlo al doctor para resolver la causa raíz. Lo hacemos trabajar hasta el agotamiento, pero luego no le permitimos suficiente
descanso para su recuperación y omitimos ejercitarlo, pero luego esperamos que a pesar de los años, siga respondiendo igual.
Un cuerpo enfermo, es un sistema enfermo. Al igual que una mente abrumada o unas emociones descontroladas tienen su manifestación física, un vehículo en mal estado distorsiona lo que sentimos, ya que alimenta la tristeza y la frustración; pero también lo que pensamos, pues disminuye nuestra capacidad para reflexionar y favorece los pensamientos
fatalistas.
A diferencia de la mente y los sentimientos, que son invisibles e intangibles, el cuerpo es visible, tiene masa y obedece totalmente a tu voluntad. No tiene forma de oponerse a hacer ejercicio, no se puede resistir a ingerir alimentos saludables, ni se puede negar a descansar.
Recuerda que la única persona sobre la que tienes poder y autoridad es sobre ti mism@. Ten presente que
a nadie más le interesa, como a ti, que tu cuerpo funcione perfectamente. Reconoce que a los demás no les afecta si tu vehículo deja de funcionar. Así que, hazte un favor, no esperes más y empieza, de una vez, a invertir en ti.
Te deseo una excelente semana,
Coach Frank